Una vez una persona escéptica me pregunto a cerca de Dios, me dijo:
--Tu profesas una religión, pero quien te dice que tu Dios es el verdadero, existen muchos, Dioses alrededor del mundo. Dime como podemos saber cual es el verdadero. A lo que conteste:
--Dios es la más pura y perfecta manifestación del amor en acción. El amor es parte de nosotros mismos si lo albergamos en nuestro corazón y lo cuidamos. El amor es nuestra esencia. De eso estoy segura. No sólo estamos hechos de energía y materia, o incluso agua y minerales. Estoy segura de que el amor impregna nuestras células como cursos de sangre a través de nuestras venas. Pero no estoy hablando de amor romántico. Estoy hablando del amor a nuestros vecinos, a nuestros familiares y amigos, a los totales extraños como parte de la humanidad que compartimos. Incluso del amor a nuestros enemigos.
Si pudiéramos amar lo suficiente, sería fácil borrar todos los dolores.
Si pudiéramos amar lo suficiente, se pondrían fin a todas las hostilidades.
Si pudiéramos amar lo suficiente, trascenderían cargas de preocupación, el miedo y la inseguridad.
El amor es la única verdadera magia en el mundo.
El amor es la fuente de la que proceden todos los milagros.
Si amaramos lo suficiente, se podrían superar a nuestros sueños más entrañables.
Si amaramos lo suficiente, sería fácil recrear el mundo.
Yo tambien creo en ese Dios porque mi Dios es el amor y la bondad. Ese Dios nos ayuda a amar y a respetar al otro como si fuesemos nosotros mismos y, desde ese plano, nosotros nos volvemos otro y el otro se vuelve nosotros y ya solamente somos uno en el amor. Muchas gracias por invitarme a tu casa, querida María. Un abrazo de luz.
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