lunes, 22 de abril de 2013

NO MAS SACRIFICIOS


Camino a mi trabajo por la mañana, tuve una conversación con mi querido Barachiel, me dijo que Dios mismo había decidido bajar del cielo por medio de su hijo Jesucristo, que para poder comprender la fragilidad humana y que nació como un ser normal, común pero con un gran amor inculcado por su madre María, esa gran mujer que de no haber tenido su fé muy bien cimentada, nada de eso se habría podido lograr.

Así con los buenos principios y valores que
le fueron otorgados por sus padres terrenales, fue un ser maravilloso y extraordinario; con todos esos principios muy bien otorgados, tuvo la visión de saber quien era realmente. El llego con la mente en en blanco, limpia de todo antecedente, su madre le hizo saber desde niño que el era una persona extraordinaria y única, que había venido a la tierra bajo condiciones fuera de lo normal, de lo convencional. Poco a poco le fue orientando, le enseño el recogimiento de su propio ser. Le enseño la gran fe. Así fue como vivió, por algunos incomprendido, por algunos temido por su gran capacidad de razonamiento desde pequeño. Sin embargo con esa gran fragilidad humana, con ese móvil que son los sentimientos le daban una perspectiva diferente de mirar el mundo y su alrededor.

En algunas civilizaciones de la antigüedad, la gente realizaba sacrificios para agradar a Dios o a sus Dioses de acuerdo a sus creencias. Situándonos en el caso de la época de Jesús, los judíos lo que se hacían eran los sacrificios de animales para redimirse de sus pecados.
Me dijo que Jesús al mirar estas prácticas se compadeció mucho y fue así como el mismo ofreció su propia vida por el perdón de los pecados de la humanidad.

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