lunes, 27 de diciembre de 2010

Removiendo Corazones




Actualmente me encuentro escribiendo estas líneas después de atravesar una serie de contratiempos y desaveniencias que me han hecho un mejor ser humano, ya que he tenido una lección de vida muy singular que me ha permitido ver la vida de una manera diferente al común y es que se trata de la pérdida de un ser muy querido para mí, como lo es mi madre.




Se marcho directo al cielo y que tuve que pasar por este tránsito espinoso en mi vida pero que después de todo yo se que se encuentra en paz con Dios.




Y digo una llección de vida porque le he pedido revelación a Dios a cerca de éste acontecimiento que ha sucedido y a lo que me ha respondido que era necesario que sucediera para poder ser un mejor ser humano, que encontrara dentro de éste acontecimiento mi propia lección de vida .




Eso me ha dado un giro especial y diferente de ver la vida.

He aprendido que debemos hacer aquello que tengamos que hacer sin postergar las cosas, porque a veces se nos va el tiempo sin hacer aquello que anhelamos.


He aprendido que el valor de una familia no tiene precio.


Que la vida material es sólo una realidad de la que estamos muy familiarizados los seres humanos y que la vida espiritual es muy diferente porque es la que sigue en un mundo más allá.


He aprendido que decir un te quiero a un familiar, a un hermano, hijo, esposo, amigo, etc. sin pena, honestamente y se que lo reconfortaré mas que cualquier palabra vana o reproche.


He aprendido a mirarlos con amor aún y cuando no este de acuerdo del todo con ellos, yo no soy quien para juzgarlos.


He aprendido que es tiempo de actuar, que el momenmto es ahora, porque el futuro puede no llegar, he aprendido que la lógica de los seres humanos no es la de Dios y que a veces nos da lecciones que no entendemos pero que son muy valiosas.


He aprendido de mi madre a ser decidida en sus convicciones y a luchar por su ideal a pesar de las adversidades, y a que debemos hacer las cosas sin cansarnos.


He aprendido a no tener miedo sino fé.


¡He aprendido tantas cosas!


Gracias Padre por esa madre tan maravillosa que me regalaste y por esta gran lección de vida.


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